¿MI MAMÁ EN UNA CASA DE REPOSO? …NO!!!

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“Cómo has podido dejarla a mi mama en una Casa de Reposo. Que te pasa, es como dejarla abandonada, ella no puede estar ahí, ¿cómo la tratarán?, hasta quizás la golpeen, mi mama tiene que estar con nosotros, tenemos que cuidarla entre todos, para eso somos cuatro hermanos” Le dice Rubén a su hermana ni bien ella abre la puerta.  Charo la mira tranquila con una calma que la caracteriza y responde – “mira hermano crees que para mí  fue fácil tomar esta decisión, no sabes lo mucho que me costó buscar un lugar que me inspire confianza, soy su única hija mujer y Yo más que nadie quiere lo mejor para Ella, y créeme cuando te digo que en mi casa no podía brindarle calidad de vida; en la Casa de Reposo tienen personal capacitado en la atención al Adulto Mayor; ahí tienen experiencia y nuestra Madre estará bien atendida”-  Rubén sigue alterado sin escuchar a su hermana y con cólera dice “Yo mismo me encargare de sacar a mi madrecita de ese lugar donde la has metido; no puedo creer que tengas corazón de dejarla ahí sola y abandonada”. Charo camina dando vueltas por su sala, tomando aire y pensando bien las palabras que va a responder – “así que Tú te vas a encargar de Ella, ahora dices que la vas a cuidar, si antes les pedía que vengan a verla, a cuidarla y no te dabas un tiempo, decías que tienes mucho trabajo y que tu trabajo y más trabajo. Ahora lo único que haces es criticar y no comprender, nuestra madre no es la misma de antes, necesita atención especializada; ¿acaso tu sabes que pastillas toma?, ¿podrás asearla, podrás bañarla?”

Lucha es una madre muy entregada a sus hijos y familia, desde joven trabajo de costurera, con mucho esfuerzo logro educar a sus cuatro hijos, todos ellos son profesionales;  los crio con firmeza y fue muy dura con su formación, era descendiente de padres japoneses; en su casa se hacía siempre lo que ella decía, sin objeciones ni reclamos –  “acá las cosas se hacen como Yo las digo y punto” – era su frase que repetía a todos sus hijos.  Ahora a sus 84 años, viuda y con su Alzheimer avanzado todavía mantiene la voz de mando.

Lucha se levanta por las noches y empieza a caminar por toda la casa, y en sus caminatas ingresa al cuarto de su hija, quien esta descansado con su esposo, al ver eso, Ella se dirige a la cama cogiendo una chompa y empieza a botarlo al esposo de Charo; le dice –  “vete de acá que haces durmiendo en el cuarto de mi hija, vete, vete muchacho atrevido” –  Charo se levanta prende la luz y se acerca a su mama tratando de calmarla, pero Lucha sigue alterada tirando las cosas encima del esposo de su hija. Charo logra sujetarla y la lleva  a su habitación, la abraza y llorando trata de hacerla dormir, después de media hora Lucha logra dormirse; Charo sentada al costado de ella no para de llorar en silencio, siente impotencia al ver a su madre así, se le viene a la mente muchos recuerdos de tantos momentos que pasaron juntos, buenos y malos pero siempre juntos. Extraña a su mama, la mira y con lágrimas en los ojos dice –  “extraño que me regañes, extraño que me grites, no sabes la falta que me  haces mamita linda, quisiera que tu mente se sane, que ya no te confundas y no estés perdida en el tiempo, quisiera tener una conversación contigo, contarte mis cosas, que me aconsejes, quisiera que reconozcas a tus nietos, que juegues con ellos. Estas tan cerca y a la vez estas tan lejos mi Luchita linda” – se acerca y le da un beso en la mejilla…

El esposo de Charo la despierta porque escucha ruidos por la sala, mira la hora y son las tres de la mañana – “pequeña, pequeña, creo que tu Mama está levantada, le dice moviéndola para que se despierte” – ambos se levantan y van a ver qué pasa; al llegar a la sala encuentran a su mama desnuda caminando y hablando – “ustedes tienen que hacerme caso, ahora que su papá ya no está Yo seré padre y madre, los cuidare y seguiremos juntos como una familia unida; ese fue el deseo de tu papá” – Charo con su esposo la miran sorprendidos y ven el piso manchado de heces; Lucha se había hecho deposición en su sala, estaba desnuda y manchada con su ropa tirada por el piso. Charo abraza a su esposo y dice “ya no puedo más, no sé qué hacer; me duele tanto ver así a mi mama”–  su esposo la calma abrazándola fuerte y le responde –  “tranquila hay que atender a tu mama, llévala a bañar; Yo limpiare la sala”.

 

En nuestra CASA DE REPOSO PAZ Y AMOR – Centro Geriátrico para el Adulto Mayor – nos sentimos privilegiados porque nuestros residentes compartan tiempo con nosotros y nos dejen ser parte de su vida; asimismo, gracias por dejarnos formar parte de su familia.

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